Los Estados, los ciudadanos, las instituciones públicas y privadas deben unir esfuerzos, fortalecer los lazos sociales e incorporar los conceptos de espacio a las políticas de prevención del delito.
Según el Instituto McKinsey Global, para el año 2011, las 600 ciudades más importantes del mundo alojaban al 20% de la población global y generaban un 50% del Producto Mundial Bruto (PMB). Por otra parte, estimaban un próximo crecimiento económico de su Producto Interno Bruto (PIB) a más del doble sumando un 67% al PMB mediante un aporte de 65 billones de dólares. Las urbes no solo son de por sí un reto para la industria de la seguridad, sino que el reto se acrecienta. Pero, es un desafío que no puede afrontarse solamente con los protagonistas tradicionales, fuerzas de seguridad públicas y privadas, sino que los ciudadanos son factor clave.